Desarrollo y Técnica

Fue en 1924 cuando México comenzó a caminar en el famoso torneo de la Copa Davis y lo hizo como un niño que empieza a aprender a dar sus primeros pasos.
Después de 75 años de su primera intervención en el esplendoroso escenario que significa esta competencia se puede afirmar que nuestro país representa un condimento especial en la misma porque ha escrito importantes páginas de emoción y de magia que lo tienen situado en un lugar especial del torneo. Basta con echar un vistazo hacia los acontecimientos posteriores a la Revolución para ubicarnos en los sucesos que aquí les presentaremos y que comprenden triunfos epopéyicos, derrotas dolorosas, jugadores que se convirtieron en colosos, capitanes con magnífico talento para dirigir y canchas que fueron testigo de todas esas peripecias y con las que hemos platicado para conocer a plenitud esta parte de la historia del tenis tricolor que es la que más roba la atención y subyuga a los aficionados del deporte blanco.

Se debe a un hombre de mucha visión y gran amor por el tenis, Eduardo Mestre Ghigliazza, el que México se haya inscrito en el famoso certamen por la Ensaladera de Plata, cuyo peso cuando fue diseñada por los joyeros de Boston Shreve Crump and Low, era de 200 onzas de plata -5.740 kilogramos-. El evento ya había tomado vuelo y se extendía por todas partes del planeta. El primer equipo estuvo integrado por Ignacio de la Borbolla, capitán-jugador, Manuel Llano y Francisco Gerdes.

DERROTA ANTE AUSTRALIA

Como señalábamos párrafos arriba, la primera batalla de México fue ante un tremendo gladiador representado por Australia, que no tuvo compasión ni miramientos para su rival y nos hizo añicos, para que se imaginen lo desigual de esta lucha, aquí tenemos los resultados de los cinco cotejos en los que nuestro representantes no ganaron ni un solo set: Pat O`Hara
venció a Ignacio de la Borbolla 6-3, 6-0, 9-7. Gerald Patterson derrotó a Manuel Llano por 6-0, 6-1, 6-2. En el choque de dobles los mismos O´Hara-Patterson arrollaron a Borbolla y Gerdes 6-4, 6-4, 6-0. Y en la última jornada Patterson doblegó a Ignacio de la Borbolla 6-2, 6-2, 6-1. Y O´Hara superó a Gerdes 6-1, 6-2, 6-1.

A partir de entonces los descalabros se produjeron como si fuera un rosario. Sin embargo nuestros tenistas empezaron a mostrar sus deseos por progresar y por supuesto el amor por los colores patrios los lanzó a la superación.

Correspondió a Claude M. Butlin, un inglés residente en la Ciudad de México, dar el primer punto para nuestra causa, en una serie efectuada en 1926 contra Japón. Butlin, por cierto, fue el primer campeón nacional de primera fuerza cuando esta competencia tuvo su arranque en 1924, en aquellos años en que el Movimiento Revolucionario ya se había calmado y el país tomada nuevos cauces en su vida política, social y deportiva.

Tuvieron que pasar nueve años para que se registrara nuestra primera victoria y esta se alcanzó frente al equipo de Cuba, que no opuso resistencia y fue barrido 5-0. Los jugadores que salieron airosos de ese compromiso, fueron: Esteban Pajarito Reyes, Daniel Hernández, Alfonso Unda y Manuel Llano.

Un factor que impidió a México tomar su paso en la competencia, lo significó el jugar continuamente contra Australia y Estados Unidos y eso nos trajo un cargamento de derrotas, que tiene en números rojos nuestro balance en esta Copa. La cifra hasta septiembre de 1999, es de 61 victorias y 68 derrotas.

La forma anárquica en que se realizaba el torneo por aquellos años, inclusive hasta entrada la década de los años 70, permitía a cualquier país inscribirse en la zona que más le gustara, por eso los monjes tibetanos, si lo deseaban podían venir a México a tirar raquetazos. De esa manera, los canguros nos tomaron como clientes favoritos.

COMENZO NUESTRO CRECIMIENTO

La década de los años 40, estuvo dominada por la famoso mancuerna de los hermanos Armando y Rolando Vega, y en ellos se basó la actuación que hubo en Copa Davis. Ese periodo comenzó a dar frutos, como el primer triunfo obtenido ante naciones que ya contaban con gran nivel en la justa, por ejemplo en 1946 le pegamos a Canadá 5-0 en serie efectuada en junio en la ciudad de Montreal. Dos años después se repitió la dosis a los jugadores de la Hoja de Maple, con triunfo de 4-1 en la misma población.

Desafortunadamente el estallido de la Segunda Guerra Mundial que paralizó no solamente al tenis sino a otras actividades a nivel internacional, evitó que los Vega mostraran su potencialidad en este y otros torneos. Armando conquistó el título nacional de Primera Fuerza en siete ocasiones, de manera consecutiva y formando mancuerna con su hermano Rolando quien años después sería un famoso banquero, tuvieron el control en la modalidad de dobles.

EPOCA DORADA DE LOS PALAFOX Y MARIO LLAMAS

Siguió empujando fuerte México en los años 50 donde surgieron destacadas figuras como los tapatíos Gustavo y Antonio Palafox, así como el que fuera ferrocarrilero Mario Llamas, y al final de la decena, el inolvidable Rafael Pelón Osuna, quien merece un capítulo aparte.

De los Palafox sólo podemos mencionar elogios, Gustavo fue un jugador que por México sudaba la camiseta al defender sus colores. En la serie sostenida contra Estados Unidos en 1954, consiguió el primer punto efectivo ante los norteamericanos al derrotar en tres sets a Vic Seixas, entonces campeón de su país, con marcador de 6-4, 6-4, 7-5.

En la reseña periodística se apunta: “se vio a un Palafox despojado de complejos, valiente , con un toque de bola perfecto y llevando la batuta desde el principio hasta el final”.

Aunque Esteban Pajarito Reyes anteriormente, en 1935, también logró sacar un valioso punto al conjunto estadunidense al enfrentar a Gene Mako quien se lesionó un tobillo y tuvo que abandonar el partido.

Por cierto que Palafox es el jugador mexicano que más medallas ha ganado en Juegos Panamericanos, obteniendo las preseas principalmente en dobles y dobles mixtos, esta modalidad al lado de Yola Ramírez.

Su primo Antonio también fue un destacado jugador pero superó a su pariente en el ámbito internacional y lo hizo tanto en singles como en dobles. Prácticamente en la formación de parejas no se le puede desligar de Rafael Osuna con quien ganó importantes lauros y dejó establecido que su calidad fue producto de un tenis convertido en poesía.

En cuanto al inquieto y batallador Mario Llamas, sobran las anécdotas para describir una personalidad con carisma, que se ha ganado el cariño y respeto de compañeros y aficionados dentro y fuera del terreno de juego. Naturalmente que sus actuaciones en Copa Davis lo hicieron crecer a gran altura porque derrotó a importante figuras de su tiempo y llegó a estar entre los 15 mejores jugadores del mundo a nivel amateur.

Con esos estandartes se lograron éxitos en Japón 3-2, en 1954 y Canadá 4-1 en ese mismo año; a Brasil 4-1, en 1956; a Yugoslavia 5-0 y a Alemania 3-1, en 1957.

OSUNA APARECE EN ESCENA Y MEXICO LLEGA A LA FINAL

La aparición de Rafael Pelón Osuna en el equipo de Copa Davis, lo cual sucedió en 1958 frente a Finlandia, fue el motor que impulsó a nuestro equipo a grandes alturas. El Pelón contribuyó con dos puntos para la aplastante victoria de 5-0 ante los nórdicos, venciendo en singles a Skari Salo y en dobles formó mancuerna con Antonio Palafox para imponerse al dueto de Kinnunen-Salo.

Ese fue el inicio de una trayectoria esplendorosa que deseamos reseñarles. El siguiente puede parecer un relato de fantasía pero sucedió, y seguramente las nuevas generaciones que no han escuchado la historia les parecerá increíble, consideramos que bien puede servirles para ubicar la potencialidad que tuvo nuestro tenis hace unas décadas.

Lo grandioso de Osuna se plasmó al eliminar a Estados Unidos, el gigante de este torneo, quien siempre había vencido a nuestro país en 14 series sostenidas desde 1928. Para continuar adelante debemos primero hacer una reverencia al conjunto que logró esas victorias y otras tres más antes de llegar al challenger round contra Australia. El grupo lo integraron verdaderas luminarias del tenis nacional: El capitán-jugador Pancho Contreras y los jugadores Rafael Osuna, Antonio Palafox y Mario Llamas.

El primero paso de esta gran aventura se registró contra la escuadra estadunidense que vino formada por Charles Mc Kinley, Dennis Ralston, John Douglas, siendo el capitán Bob Kelleher, y de entrenador el legendario Ricardo Pancho González.

Gran expectación levantó esta batalla que se escenificó en el Centro Deportivo Chapultepec los días 4, 5 y 6 de agosto de 1962 y se puede decir que los días previos a la lucha no se hablaba de otra cosa en el deporte mexicano. El interés empezó desde que los norteamericanos llegaron a la capital, con diez días previos a la contienda y sus practicas en el Chapultepec estuvieron muy concurridas.

El choque contra los estadunidenses se efectuó con las tribunas llenas hasta el tope. En el primer encuentro el Pelón Osuna decepcionó a la fanaticada al perder de manera inverosímil ante Chuck Mc Kinley con cartones de 6-2, 7-5, 6-3, se pensó que Osuna ganaría este punto para que México comenzara con el pie derecho la serie, pues el año anterior Rafael había vencido fácilmente a su rival en tres sets dentro de la misma Copa Davis celebrada en Cleveland, EUA, sin embargo el nerviosismo o la excesiva confianza hicieron que jugara mal, y en un dos por tres el campeón mexicano perdió el juego.

Afortunadamente Toño Palafox se encontraba en un muy buen momento, y con su tenis de mucha clase dominó en el siguiente match a John Douglas en cuatro sets para emparejar la lucha y ponerla a punto de ebullición.

Al día siguiente, en un partido que se decidió en cinco dramáticos sets, y en el cual Osuna y Palafox vinieron de atrás, derrotaron a la mancuerna integrada por Mc Kinley y Dennis Ralston.

Con la ventaja de 2-1 en su favor, Osuna no quiso desaprovechar esta magnífica oportunidad en el cuarto juego del programa, se impuso a Douglas en un tortuoso juego que puso a sufrir a los espectadores por más de tres horas, con un marcador de 9-7, 6-3, 6-8, 3-6, 6-1.

La hazaña se había logrado, después de 34 años en que por primera vez México se enfrentó a Estados Unidos, y naturalmente que los aficionados le brindaron gran homenaje a Osuna. Los espectadores lo sacaron a hombros del Deportivo Chapultepec.

YUGOSLAVIA, LA SIGUIENTE VICTIMA

Pocos días después nuestro país se enfrentó al representativo de Yugoslavia, del 17 al 19 de agosto, en el mismo escenario que contaba en ese entonces con una hermosa cancha de arcilla en su estadio. La serie se decidió rápidamente en tres juegos. En el primero Antonio Palafox superó a Boro Jovanovic, en cuatro sets, Osuna amplió el marcador 2-0 al doblegar al gigantón Nicola Pilic en tres sets.

Posteriormente la bien acoplada pareja mexicana Osuna-Palafox, se adjudicó el partido de dobles frente a los mismos Pilic-Jovanovic en cuatro sets, para ganar de esta manera la Zona Americana.

El paso más importante para llegar a la final de Copa Davis en ese histórico año se registró frente a Suecia, equipo al cual nos enfrentamos en octubre, también en el Deportivo Chapultepec. La lucha fue encarnizada, ya que prácticamente fue hasta el último raquetazo cuando se obtuvo el triunfo.

Jan Erik Lundquist, un jugador de enorme clase, mucha potencia y de indomable carácter, ganó el primer punto al vencer a Antonio Palafox en cuatro sets.

Afortunadamente Osuna emparejó la serie al dar cuenta de Ulf Schmidt en cuatro sets, para no bajar la intensidad de la batalla. El juego de dobles también resultó muy disputado y en cuatro emotivos sets, Osuna y Palafox salieron con la victoria al derrotar a los mismo Lundquist y Schmidt.

El último punto, pleno de emociones y suspenso, el Pelón Osuna doblegó más por voluntad que por buen tenis, al jugador número uno de Suecia, la llamada Araña Blanca Lundquist en cinco sets. De esta manera la escuadra tricolor venció al campeón de la Zona Europea por 3-2, y se encaminó a la final interzonas contra India.

Por otra parte la confrontación contra los hindúes resultó más fácil de lo que se esperaba y con un aplastante 5-0 el conjunto nacional venció al equipo integrado por Ramanathan Krishnan, Joydeep Mukerjea y Prenmjit Lall, en la ciudad de Madrás.

El camino quedó despejado para la gran final contra Australia, verificándose la batalla en la ciudad de Brisbane. Hasta ahí llegó el ímpetu de los mexicanos, porque el conjunto de casa, teniendo como baluarte al zurdo Rod Laver, que había ganado su primer Grand Slam en su carrera, nos destrozó también 5-0.
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Siete años después al final de su trayectoria, Osuna escribió la última de sus páginas gloriosas, al tomar revancha de los australianos en serie efectuada en el multicitado Club Chapultepec, por 3-2. En los tres puntos intervino Osuna, doblegando en singles a Ray Ruffels y Bill Bowrey, mientras que en dobles junto con Vicente Zarazúa superó a John Alexander-Phil Dent. Eso sucedió en mayo y el 4 de junio de 1969, Osuna nos abandonó al morir en un accidente aéreo.